Como siempre, me parece excepcional I. Némirovsky, maestra en el arte de adentrarse en la psicología y comportamiento de unos personajes complejos, variables, contradictorios y ricos en matices.

El libro se abre con la situación inicial de pobreza de un médico de Crimea y su esposa (con un hijo recién nacido), él no encuentra trabajo en un país que lo considera un extranjero (cuando llega a Niza) y que lo rechaza por ello.
En un principio, sobresale la unión, fuerza y conexión de la pareja pero la suerte familiar también se va torciendo junto con el préstamo pedido a una vieja usurera y el haber hecho un aborto clandestino a una joven. Las rachas de buena suerte alternan con múltiples dificultades. Parece mejorar todo cuando el médico inicia un tratamiento a un hombre rico, jugador,desequilibrado... y frecuenta su maravillosa casa (en la que se enamora platónicamente de la mujer); esos contactos pueblan parte importante de estas páginas en las que pronto se muestra una tremenda desesperación y evolución psicológica en la que el avance del tiempo le hace aplicar métodos psiquiátricos nuevos, muy criticados. En realidad se convierte en un charlatán cuya fama de mujeriego y los graves problemas de relación con su hijo y con la enfermedad terminal de su mujer hacen que el protagonista esté envuelto en continuos altibajos, todo ello acompañado por lo extremadamente infelices que son los clientes con los que se relaciona y que contribuyen al ambiente de crisis y decadencia que se palpa en las páginas. 

En cierto modo, la obra con sus intensos diálogos es muy teatral, por el modo en que se presentan minuciosamente espacios y situaciones pobladas de un universo rico y complejo de personajes, como nos tiene acostumbrada la autora.

En Salamandra, he comentado en este blog otros libros de Némirovsky: El caso Kurílov, Un niño prodigio, David Golder, El vino de la soledad, Las moscas del otoño, El malentendido, Los perros y los lobos,