En Salamandra he descubierto esta novela de Robert Seethaler que me ha llegado al corazón por su sencillez y su emotividad. 

El protagonista es un hombre anónimo, insignificante en su vida, solitario... un hombre que vive en un pequeño lugar de los Alpes en conexión con la naturaleza y está continuamente en proceso de adaptarse a las dificultades que la existencia va poniendo como trampas en el camino de los seres humanos, en su caso ya desde la infancia. 

La civilización trae cambios profundos en el entorno de paz de la aldea y la llegada de turistas y construcción de un telesférico alteran la vida cotidiana y las costumbres.

Pero lo que más me ha gustado del libro es que Andreas (el protagonista) en su soledad y sus convicciones llena completamente unas páginas en las que hasta lo más insignificante tiene un halo poético y triste que me ha encantado.