Lo que más me ha gustado de esta novela de Miguel Ángel Hernández, editada en Anagrama, es la continua reflexión  del autor sobre el proceso de la propia creación literaria de esta obra y la decisión que le llevó a escribirla. 

La historia se construye a partir del recuerdo de un suceso acaecido  20 años atrás y que lo marcó en su adolescencia: el asesinato de una joven vecina a manos del hermano de esta y su posterior suicidio. El hecho, impactante en sí, lo es más puesto que el chico era su mejor amigo.

Se remueve el pasado, se recuerda, se dialoga sobre el tema con los que recuerdan lo sucedido, se investiga... pero sobre todo creo que la escritura se vuelve como una vía de catarsis, de cerrar cuentas con el pasado y los fantasmas que reaparecen de esa época.

Es una novela sobre los recuerdos, los remordimientos, el perdón, lo inexplicable de algunos sombríos comportamientos humanos... y sobre todo sobre el dolor que en la vida se puede sufrir a consecuencias de las tragedias o los hechos inexplicables. El protagonista también es el dolor que rompe las vidas cotidianas y anónimas cuando la violencia irrumpe de modo abrupto en la vida aparentemente normal de otros.

En este vídeo de youtube el propio autor resume la novela.