Había leído hace muchos años este estupendo libro de Saramago del que ya ni recordaba el final. Para entenderlo perfectamente es preciso conocer el magnífico Ensayo sobre la ceguera,  puesto que varios de los personajes que allí aparecían resultan clave en esta novela.

Un hecho insólito hasta el momento siembra el desconcierto en un país en el que acaban de celebrarse elecciones. La mayoría de los votos son blancos, lo cual provoca el nerviosismo y estupefacción del partido del gobierno que, tras analizar las posibles causas, impone un estado de sitio, comienza a ejercer un control en la ciudadanía (aunque aparentemente esta queda a su suerte) y a buscar "culpables" de dicho resultado.

La denuncia anónima de un ciudadano que rememora los hechos acaecidos cuando la población se quedó ciega (Vid. Ensayo sobre la ceguera) pone en marcha un engranaje de persecuciones y mentiras en el que habrá víctimas inocentes (especialmente la única mujer que no había perdido la vista) pero también saca a relucir cómo hay personas, en concreto un valiente comisario, que no están dispuestas a dejarse llevar por las imposiciones.

Con la ironía y maestría en el manejo del lenguaje de Saramago asistimos a la narración de unos hechos ficticios pero que delatan las falsedades de los entresijos/imposiciones del poder aunque también la resistencia de la población a ser manipulada.

Esta lectura me ha provocado el deseo de releer a Saramago.

En DesordenadasLecturas he comentado algún otro texto de Saramago: El año de la muerte de Ricardo Reis,  El cuento de la isla desconocida, Caín, Claraboya,