¡Qué fantástico es este libro de G. Rodari que acabo de releer después de muchos años!

Todos los profesores deberíamos aplicar muchos de los consejos que, con entusiasmo e imaginación, proponía hace ya mucho su autor.

Porque una de las mejores maneras de aprender el manejo del lenguaje es el juego con los vocablos y las frases. Porque sólo con técnicas creativas y que se aparten de lo puramente teórico seremos capaces de motivar a un alumnado que asocia el estudio de la lengua con el aburrimiento de la gramática.

Una reivindicación del valor mágico y cautivador de la palabra explicado en capítulos muy breves y amenísimos.

Una cautivadora Introducción al arte de contar historias.