Una obra en la que se entrelazan, con gran maestría narrativa, cuatro historias diferentes (con personajes también muy variopintos) en las que diversas relaciones familiares, la amistad, los recuerdos o el amor... se entretejen en torno a un objeto: un escritorio antiguo que pasará por sucesivas manos (después de varias vicisitudes) y que se dice ha pertenecido a Lorca.

En síntesis, los diversos personajes e historias son: Una escritora que posee, durante muchos años, el escritorio por un préstamo que le hace un poeta chileno con el que contacta a través de un amigo, por casualidad... Un abogado judío que vive en Jerusalén y que, tras la muerte de su mujer, recibe la visita de su hijo con el que no tenía buena relación... En tercer lugar, nos acercamos a las vidas de un profesor que, cuando muere su mujer, descubre un gran secreto que ella escondía. Por último, en la cuarta historia, una estudiante norteamericana entabla relación con los peculiares hijos de un famoso anticuario, se enamora del chico y es gran amiga de la hermana.

Son personajes intensos, que luchan por conseguir su espacio o por sus recuerdos y vivencias. No falta el hilo de conexión de las cuatro historias, que tardamos en descubrir.