Esta novela de Virginia Aguilera editada en Reino de Cordelia obtuvo el XIX Premio F. García Pavón de Narrativa Policíaca. 
De ella me ha sorprendido el avance de los hechos narrados, que empiezan con una investigación (en principio rutinaria) en la que un juez se desplaza a un pueblo de Teruel para indagar las causas de la desaparción de una mujer y acaba con descubrimientos inimaginables.
Al juez lo acompaña una chica joven, hija de un conocido, que le ayudará de secretaria puesto que él es prácticamente ciego. Poco a poco la trama se complica; con la perfecta sintonía que muestran el juez y su ayudanta descubrirán secretos de la convivencia de las gentes del pueblo -un falansterio en el siglo XIX- que, bajo teorías del socialismo utópico, mostrarán unos comportamientos sorprendentes .
El final de la obra me ha parecido impactante puesto que la tensión va in crescendo de un modo reseñable.
La novela se narra con el recurso literario de  una hija que cuenta cómo se conocieron sus padres (el juez y la jovencita) y, por medio de recuperación de apuntes y cartas, interrogatorios del juez... se relatan los hechos pretéritos. La historia está bien ambientada, la psicología de los personajes es profunda y se mantiene la intriga hasta el final.