Me ha encantado esta novela de Alina Bronsky editada en Siruela. 

En este libro las protagonistas son las mujeres de una familia (exactamente de tres generaciones) aunque el foco de atención principal recaiga en una "omnipresente" abuela (Rosalinda) que ejerce un dominio prácticamente absoluto sobre su hija Sulfia y su nieta, Aminat.

La matriarca quiere defender sus raíces tártaras (proviene de los Urales) y actúa dirigiendo completamente la vida de Sulfia, que queda embarazada muy joven, y luego de su nieta.

Rosalinda es una mujer fuerte, egoísta, trabajadora, manipuladora, contradictoria... que se presenta ante nuestra mirada imponiendo, hasta con ironía, la 1ª persona en la propia narración: actuando, desgajando su día a día familiar en Alemania, lugar al que han emigrado. Es un personaje que nos deja atónitos a medida que conocemos su comportamiento.

Es un libro sorprendente (ya desde el propio título, creo) que arranca, involuntariamente incluso, sonrisas cuando vamos conociendo el fuerte carácter de la mayor de la familia: excéntrica, con un sentido deformado de la interpretación de la realidad... y que maneja a su perfecto antojo.

En esta obra, el personaje más fuerte se hace dueña de la vida de sus descendientes y sus decisiones desvían continuamente el rumbo de las personas que la rodean.

El humor negro se hace más patente a medida que avanza la historia. 

Es uno de esos libros en los que no conviene desgranar la temática de la historia puesto que se rompería el elemento sorpresa que le otorga su verdadera originalidad.

Una muy buena, amena, sorprendente y recomendable .lectura