Este breve texto (120 páginas) de Uri Costak editado en Destino narra los sucesos acaecidos en un pequeño pueblecito francés en el que el único reclamo era la estatua de un antiguo conde que se erguía en lo alto de una gran columna. Cuando una tormenta deshace dicho monumento las gentes están desconcertadas por la pérdida, ante las consecuencias negativas para el turismo y por el hábito que desaparece en sus vidas. La imprevista llegada de un enigmático y solitario hombre que se adueña del lugar que antaño ocupaba la figura inmóvil  llena de estupor a los habitantes del pequeño lugar y arrastra una oleada de visitas de curiosos que quieren conocer de primera mano la insólita y extraña figura. Poco a poco se convertirá en un elemento más del paisaje y será aprovechado por los políticos del lugar para dar a conocer su pueblo.

Un buen día, el estilita tomará una decisión... Pero la vida sigue y pasa como si de nada quedase huella.

Simbolismo, soledad, búsqueda, azar y cierto misterio envuelven este recomendable texto.