Aunque no me ha gustado tanto como El Jardín olvidado (que me maravilló) me han atrapado las más de 600 páginas de esta historia en las que continuamente me parecía estar leyendo una buena novela gótica.
Una historia que encierra complejas historias de frustraciones, soledad, recuerdos, misterios, tragedia... aspectos que se unen para regalarnos unas páginas inolvidables.
Se divide en cinco partes en las que alternan el presente y el pasado (desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial a 1992).
El punto desencadenante del texto es una carta, una vieja carta que la joven protagonista (Edith) recibe en su casa después de haber estado 50 años perdida en un viejo desván.
Edith, que trabaja en una editorial, intenta hablar con su madre Meredith (que era la destinataria) pero sus conversaciones sólo le plantean más dudas, la sombra de un secreto que no será fácil de averiguar. Su madre le confiesa fue evacuada de Londres en la 2ª G. mundial y ha vivido en un castillo al cuidado de tres hermanas y el padre de éstas (un famoso escritor).
Edith se adentra con curiosidad en la puerta de dicha mansión (a la que llega casualmente) y entonces pasado y presente comienzan a enredarse con maestría y precisión. Entabla relación con las 3 mujeres ancianas que allí habitan e intuye que entre esos grandes muros hay muchos secretos escondidos; algunos de los cuales también afectan a la vida de su madre. El encargo que recibe de escribir un prólogo sobre la obra del escritor padre de las tres mujeres le proporciona la oportunidad de adentrarse en sus vidas.