A pesar de las críticas positivas que había leído, y el "sello" de garantía que para mí significa Salamandra, no me ha atrapado esta tercera novela de James Salter. Quizás porque me ha parecido excesivamente lenta la intervención del narrador en muchas de las páginas de la obra. Y también por la propia temática del texto.

En Juego y distracción se narra, fundamentalmente, una relación amorosa entre un joven norteamericano (Deán) que atraviesa graves dificultades económicas y Anne-Marie, una chica francesa con la que tiene una aventura.

Aparecen otros muchos personajes secundarios en ambientes también variados. Pero, como he dicho, la mirada del narrador (que  conoce a los protagonistas y  juega entre la imaginación y la descripción al contar esa relación como una especie de "voyeur") me ha resultado excesivamente pausada.