Esta novela de Gonçalo M. Tavares editada en Seix Barral me ha parecido muy enigmática por su temática y el desarrollo de la historia. Es un libro muy simbólico y metafórico, con muchos silencios, interrogantes y vacíos.

Una niña perdida que busca a su padre se encuentra con Marius, un hombre también enigmático que decide acompañarla en su búsqueda. Es un viaje en el que la niña le va enseñando cartulinas con breves indicaciones que nos sugieren una minusvalía y un breve hilo que la enlaza con su pasado desconocido. Pero en la obra nada es lo que parece en un principio... hasta un laberíntico hotel de Berlín en el que se alojan tiene en sus habitaciones el nombre de cada campo de exterminio.

Creo que es una novela evocadora de sensaciones, de sugerencias. No somos capaces de definir bien a los personajes, solo parece que los intuimos a ratos en sus contradicciones.

La caja de instrucciones que trae la niña consigo no aclara su identidad. El hombre que la acompaña asume su cuidado como con naturalidad, como protagonistas de un cuento muy complejo en que los personajes nos desconciertan con su desarraigo, sus búsquedas y sus incertidumbres.

Como la niña, todos parecemos encontrarnos también perdidos en soledad entre la multitud.