El autor de El mundo de Sofía, Jostein Gaarder, nos ofrece en esta novela (que edita Siruela) una original historia que, si bien me ha atrapado al comienzo y me ha parecido extremadamente original, no ha logrado mantener mi atención hasta el final y me ha decepcionado a medida que avanzaba la historia.
Jakob, el protagonista, es un hombre solitario que tiene una ocupación muy peculiar: acude a funerales donde los conocidos y familiares del muerto hablan del difunto; en algún momento, él interviene en el acto aportando algún dato biográfico o algún detalle como si hubiese conocido al personaje que ya no está. Este hecho provoca el interés y la curiosidad de los que lo rodean y lleva a situaciones cuando menos curiosas... y a que el azar le haga conocer a una joven, Agnes, familiar de uno de los fallecidos.
Además de este tema central, el protagonista se hace acompañar de una marioneta, Pelle, que parece tiene vida para él y con la que se relaciona de modo curioso.
Las digresiones continuas en torno a las lengua, evolución de palabras... me ha parecido un aspecto tedioso de la novela (a pesar de que soy filóloga) y creo que su inclusión en la novela hace perder el interés del hilo de la historia; si a ello se unen las digresiones filosóficas y reflexiones sobre el universo y el sentido de la vida me han hecho concluir que el tema central se "pierde" entre el "deseo" de mostrar excesiva erudición y filosofía de mozo forzado.