Es muy agradable la lectura de esta breve novelita (192 páginas) de Jocelyne Saucier. Sus protagonistas son, cuando menos, curiosos y diferentes...

Una fotógrafa que busca a uno de los supervivientes de los Grandes Incendios que asolaron Canadá encuentra el recóndito lugar, escondido del mundo, en el que viven tres hombres ya ancianos que quieren permanecer totalmente al margen de la gran civilización. Sus vidas discurren tranquilas, apacibles  y solitarias.

A dicha presencia femenina en la vida de todos, se suma la llegada de una peculiar anciana que llevaba casi toda su vida recluida contra su voluntad en un psiquiátrico (Marie-desneige). A la anciana la trae un peculiar joven (Bruno), único contacto de dichos solitarios con la civilización, y que comparte un gran secreto con los ancianos.

Son personajes que ansían, fundamentalmente, ser libres, por encima de toda regla, controlar su modo de vida e incluso elegir el momento de su muerte.

Quizás no resulta muy creíble el modo en que irrumpen las mujeres en la vida de dichos solitarios pero me ha parecido un texto poético, brillante en muchas páginas, vital, optimista... y también, en algunas partes, muy nostálgico. La investigación de la fotógrafa la lleva a descubrir aspectos ocultos del pasado (que se conocen a partir de desentrañar el significado de unos enigmáticos cuadros que deja pintados uno de los "hombres solitarios" de esta historia).

Me ha parecido importante el tema de la "desaparición" del mundo que se considera "civilizado" y de las normas de comportamiento habituales. El amor por la naturaleza es otro de los aspectos que se respiran en el fondo de la historia y que me ha gustado especialmente.

Vidas corrientes, silenciosas, ocultas... que encierran (como la de todos los humanos, por insignificantes que sean) muchos misterios, silencios y recovecos ocultos.

En la editorial minuscula.