Desde que comencé este libro de Jessie Burton, novedad de Salamandra, no podía dejar de leerlo. 

Historia ambientada en Amsterdam en un corto período temporal (3 meses de 1687), con una trama que atrapa, unos personajes intensos, desbordantes, que superan límites y descripciones sencillas, un ambiente que sugiere la vida de las calles, de las gentes... a la vez que los espacios interiores de las casas y la intimidad de sus habitantes.
La novela se abre con la descripción del entierro de una mujer en enero de 1687 y, a continuación, en los capítulos que siguen la historia se retrotrae a octubre del año anterior. En esa fecha llega a la ciudad una joven, Nella, que viene a reunirse con su rico marido, comerciante, con el que se había casado rápidamente poco tiempo antes. Sus esperanzas, miedos acerca del matrimonio, inquietudes por su papel de esposa se ven inmediatamente truncados cuando llega a una casa en la que su marido, Johannes, casi nunca estará presente y vive bajo la influencia de su cuñada soltera, Marin, que gobierna con mano firme la casa, influye en su hermano y dirige a dos criados (Cornelia y Otto, este último desconcierta a los ciudadanos porque es negro, una figura exótica en ese ambiente).
La joven Nella se asfixia en el interior de esa mansión de la que su marido le ha regalado una réplica exacta en miniatura para que complete la decoración. Este hecho hará que se ponga en contacto con una misteriosa miniaturista que trastocará toda su existencia con sus poderes y su magia. Los personajes con los que decora Nella su casita son juguetes que se van a convertir en metáforas de la existencia de los complejos habitantes de la casa.
Todos ocultan secretos, llevan vidas que oscilan entre el valor de las apariencias, en una sociedad del S.XVII, y el ansia de libertad de todos ellos.
La fuerza del carácter de los personajes principales, la peculiar relación a la que llegan los esposos, las relaciones familiares y entre los criados dan a la novela una complejidad admirable.
La recomiendo sin dudarlo. Una novela que no defraudará.

Del mismo autor de los álbumes que ya he comentado: Estaba oscuro y sospechosamente tranquilo y Una luz diminuta surta historia: casas flotantes, peces en la arena, sueños, zorros, ratones que no tienen sus papeles habitualesgió de la nada, E. Turkowski  despliega en este álbum su tremenda, original y sorprendente imaginación para deleitarnos con esta obrita

Un extrañamiento de las realidades cotidianas, un canto a la fantasía.

Tiene varios méritos este libro destinado fundamentalmente a los jóvenes:

-Su sencilla y multiperspectivística narración, que le aporta a la novela gran amenidad al presentarnos un mismo suceso desde distintos puntos de vista de los implicados

-Expone de modo sencillo un tema que debería interesarnos a todos: las dificultades que el protagonista de la historia sufre, debido a una deformidad física que condiciona toda su existencia.

August va al Instituto y allí se enfrenta a un inicial rechazo de la mayoría de los adolescentes (fundamentalmente sienten curiosidad pero le hacen el vacío) con algunas excepciones, que le mostrarán un sincero cariño. Allí conocerá la amistad desinteresada y también la crueldad y aprenderá importantes enseñanzas vitales.

La familia, que siempre lo ha protegido y mimado, es vista fundamentalmente en su directa relación con sus padres y hermana (que lo adora pero que, a la vez, se siente mal por las circunstancias de su hermano).

Una historia variada, enriquecedora... de muy recomendable (y fácil) lectura para los jóvenes. 

Con mucha frecuencia utilizo en mis clases los álbumes de R. Díaz Reguera para promover propuestas creativas. En este caso, hemos sacado mucho partido a las propuestas de combinaciones para hacer 9.604.000 cuentos de amor. ¡Divertidísimo!

En este álbum hay una especie de catálogo de distintos tipos de amores (desmedidos, a medida, a medias...). 

Como siempre, recomendable.