Esta novela de Ángela Becerra fue ganadora del XXIX Premio Azorín de Novela en el 2005.

El hallazgo en Barcelona de dos ancianos muertos (por suicidio) abrazados, y vestidos de novios, en la cocina del hogar del hombre da pie a que sus respectivos hijos indaguen sobre un pasado totalmente desconocido para ellos y que los llevará también a dar un gran vuelco a sus propias vidas.

El eje de la obra es el amor de dichos protagonistas. Ella era una joven muy rica que se enamora perdidamente de un camarero (en Cannes) con el que tuvo una fugaz relación de tan solo tres días. Son suficientes para que ambos pasen el resto de sus vidas recordando al otro. Los vaivenes de la existencia la llevan a ella a perder su fortuna y a casarse con un hombre mayor (con el que se irá a Barcelona y tendrá un hijo) y a él a casarse también y tener hijos.

Son dichos descendientes los que, tras la misteriosa muerte de los progenitores, también se enamoran (otra historia en la que el descubrimiento de intensos sentimientos se entremezcla con el propio hallazgo de un pasado desconocido).

La relación marital y familiar de cada uno se mezcla con el amor por la música (el anciano era un extraordinario compositor desconocido). No falta el misterio, y la búsqueda de la felicidad, tampoco algún toque de realismo mágico...

Si bien en ocasiones la novela me ha parecido excesivamente "rosa", pienso que consigue adentrarse en la psicología de los personajes que se mueven por la pasión, hasta un punto incluso de saltar a lo irracional.

De esta autora he comentado en este blog: De los amores negados.